viernes, 23 de marzo de 2007

Nociones de Historia. Por Nacho Nuche

Nacho Nuche, gran amigo, filosofo, teatrero y mayormente payaso, me ha remitido una hermosa historia, la cual viene referida a un discurso de José Mari; aquel susodicho que desee leerlo, tendré la amabilidad de mandárselo. Así sin más os dejo con estas Nociones de Historia.

Sin desear amargaros la tarde, la mañana, la cena o el vermú, quisiera haceros reflexionar sobre una serie de cuestiones que nos atañen a todos.

La escena es la siguiente: Hay un señor con un micrófono, un auditorio con las ganas metidas en la billetera. A su lado, otro señor, que se paga asimismo por propalar unas ideas que en sus ratos libres rechaza con lujuria. El señor de la chaqueta de hilo y el señor de las ideas acaban de fumarse un puro hasta las siete de la tarde, después de haber degustado un entrecot con guarnición de verduritas, un consomé de primero y unos Riberas que son dádivas que se hacen los miembros de la cuadrilla de Onésimo de Redondo. Hay una fragancia por encima de las chaquetas, una limpieza que es pureza de sentimiento hacia lo que ya no existe, pero que está presente hasta aniquilar lo que es visible en ese momento. Cuando el señor del bigote en el café, energético líquido que se cuela en el estómago pidiendo paso a gritos, llega al centro cultural del pueblo donde escolarizar a un niño es tan caro como el salario mínimo, las señoras ya han dormido la siesta, han paseado al perrito y salen de casa con el propósito que les levantó de la cama esa mañana. Si no, igual dormían un poquito más. Pero esa tarde tocaba un poco de cultura. Y de historia, de la Historia de España, que ya ves, los chicos de hoy en día sólo quieren andar con la moto y jugar con esa cosita que los maridos ya no levantan. En fin, será designio del Señor. Pero es que hablar de la historia de esta Nación, es remitirse a su grandeza, a los personajes eternos, de los reyes paleocristianos que conservaron la esencia hasta Cánovas que es como el Cid moderno. Todo en ella es limpio, exacto y absoluto. Como la verdad.

Pero ay!, se lamenta el marido, topándose con un lamparón en su camisa, hubo otro señor que no aparece por ningún lado, ni en los discursos ni en los símbolos. Mejor no nombrarlo vayamos a incumplir las normas del buen decoro. Si para enseñar una bandera franquista tengo que disculparme, mejor guardarla en casa, en el salón, sobre la cómoda, en el descansillo, o en el coche.

Franco no existió. Quiero decir, no lo nombraremos para que no piensen que España pudo ser un Estado totalitario, una dictadura, todo aquello se borró como el tizne que destila la grasa . Vivimos en tiempos de dieta, de estética, vamos a maquillar la Historia.

Hacerla todos juntos, reconocernos los errores, los asesinatos, los valores exclusivistas, una identidad común basada en la Verdad, en reinvidicar lo que fue robado, buscar cómo hacer política, rehacer la memoria,...todo aquello son pamplinas y ganas de perder el tiempo de los bobos, de los anti-españoles. Si no me creen, lean, lean...

- En primer lugar, tenemos la proyección. Es decir, arrojar sobre los demás lo que está dentro de uno mismo.

- Después tenemos nociones de Filosofía. Se trata de distinguir entre los hechos, objetivos, definitivos, irremediables, y la interpretación de los mismos, que están sujetos a las creencias de cada cual, es decir, son subjetivos y tienen siempre que estar acompañados de cautelas.

-En tercer lugar, nociones de política. Desde Grecia, sabemos que ser ciudadano, incluso absteniéndose de serlo, implica hacer política, y que no hay manera de considerar uno sin tener en cuenta lo otro.

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